Tiempo de (auto)crítica

Luego de dos invaluables trabajos que recopilaron las voces de críticos y críticas en la segunda mitad del siglo XX, se advierte la llegada de una nueva producción que compendia testimonios de antaño y actuales sobre esta apasionante e intrigante labor. La Editorial Universitaria Villa María (Eduvim) presenta el lanzamiento del primer tomo de Encuesta a la crítica literaria argentina, coordinado por Guadalupe Maradei y María Celia Vázquez.

Conversar con los críticos, conocer qué tienen para decir sobre lo que hacen, lo que piensan, lo que dicen, es una práctica recurrente en el folklore de la investigación argentina. Uno de sus precursores, Adolfo Prieto, en 1963 expuso un primer ensayo de este laboratorio en la Universidad Nacional del Litoral, seguido en 1982 por Beatriz Sarlo y Carlos Altamirano en su versión publicada por el Centro Editor de América Latina. 

Continuando con la sana costumbre de los tramos temporales significativos, en 2024 se conocerá el primero de dos tomos que dan cuerpo a una superlativa compilación de encuestas realizadas por Guadalupe Maradei y María Celia Vázquez a 58 personalidades de la cultura literaria argentina. Se trata de un guión común con cinco preguntas que indagan sobre el oficio de la crítica, los intereses en el trabajo de lectura y escritura, la función de la crítica literaria, sus tradiciones y tensiones.

Encuestar no es solo una herramienta metodológica: es la unión del deseo y la escucha. Y la escucha atenta de lo que transcurre en un entorno compartido y habitual desafía aún más los instintos de encontrar revelaciones o reflexiones que, en un primer acercamiento, pueden parecer sentencias retóricas y evidentes. Por tal motivo, para conocer el estado actual de la crítica literaria argentina fue necesario pensar una convocatoria inclusiva, federal, transnacional y transgeneracional. 

En todo momento, Maradei y Vázquez hacen foco en la importancia de retomar una conversación de largo aliento, suspendida en el tiempo, que se inicia con el interrogante sobre la gimnasia de la crítica literaria, su contemporaneidad amenazada, en declive o transición, y la voluntad de resistencia que sigue sosteniendo una población variopinta de profesores e investigadores universitarios, periodistas culturales, agentes literarios, agitadores culturales, escritores, traductores y editores.

Más que un termómetro de la crítica literaria argentina, esta obra nos convida al recorrido de un trazado histórico que parte desde la proscripción y la clandestinidad de las dictaduras militares del ’60 y ’70, el deterioro de las expectativas democráticas de los ’80 y ’90, el periodo de prosperidad en cuanto a políticas públicas inherentes a la cultura en las primeras dos décadas del 2000 y este horizonte desesperanzador de juzgamiento a los estandartes de la educación en todas sus aristas. 

En las sucesivas etapas, podemos divisar ese instante de desintegración que no termina de desaparecer, continuidades y rupturas. Comenzando con la sensación –tal vez pasada– que generaba el goce en el estímulo intelectual provocado por la crítica, tanto para quienes la ejercían como para quienes la apreciaban, reconvertida en una exigencia de hiperproductividad por parte del sistema científico-universitario. El anhelo de la profesionalización, de la crítica remunerada como oficio, pasó a ser un posicionamiento anémico, obediente y moral alineado a la cultura del paper, a la burocratización de la lengua y a los modos de evaluación indexables y con puntaje.

Y el temor a la irrelevancia es lo que azota. Morir de hambre, de pena o morir intentando, como bien resaltan las coordinadoras de este inconmensurable proyecto. En su complemento, habrá espacio para el entrecruce, el análisis y el contrapunto de alcances y límites dentro del corte sincrónico realizado, algo que se ha permitido esbozar Analía Gerbaudo en el epílogo para esta entrega.

Como aliciente frente al panorama potencialmente desolador, la comunión entre eminencias y discípulos, entre maestros-maestras y la nueva generación, se instala de a poco como una camaradería que se propone reinventar a la otrora voz de autoridad de la crítica literaria argentina. Dialogar con otros, la asesoría entre pares, convierten a esta disciplina, a veces emparentada con la solemnidad aislada y jerárquica, en una manifestación colectiva, cómplice y mancomunada que viene a sostener y a defender un trabajo noble e indispensable en los tiempos que corren: los tiempos de la (auto)crítica.

Podés adquirir el Tomo I de Encuesta a la crítica literaria argentina en tapa dura y tapa blanda. También en su versión digital

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