Producir conocimiento situado, interdisciplinario y con impacto socio-cultural

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Luego de los resultados arrojados por las elecciones presidenciales Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), Javier Milei, el precandidato que más votos consiguió, arremetió, en primer lugar, contra una de las instituciones científico-estatales más prestigiosas de Latinoamérica, la cual está cumpliendo 65 años de trayectoria: el CONICET. En esta ocasión, conocemos la realidad del CIT Villa María.

En un contexto donde se intenta fogonear un posicionamiento hacia la educación y la investigación que pondera unos modos de productividad por sobre todo lo demás, se desprecia la producción de conocimiento en su sentido más amplio. Aparece una perspectiva de desconocimiento o desdén de la necesidad de explorar, estudiar, actualizar, revisar y poner en circulación nuevos debates y diálogos vinculados a problemáticas territoriales, sociales y culturales, con el fin de generar nuevos conocimientos y enfoques para pensar y transformar realidades que van más allá de los sistemas productivos o de la rentabilidad que el sector privado persigue.

Muchos de los estudios son fundamentales para pensar el diseño de políticas públicas (incluso en sinergia con el sector privado), acciones sociales y comunitarias, para mejorar la calidad de vida en diversos aspectos de una sociedad. Desde las Ciencias Humanas, se generan propuestas interdisciplinarias de alto impacto académico, científico y comunitario. Pensar en el desarrollo innovador de dispositivos socio-artísticos donde se vinculen el arte, la salud y la educación a partir de nuevas tecnologías y acciones territoriales, como sucede en el CIT Villa María, pueden significar novedosos modos de abordar la prevención y el tratamiento de una enfermedad, de generar contenidos para la enseñanza-aprendizaje en entornos virtuales, de concientizar e informar sobre problemáticas socio-ambientales de la región, o colaborar con dinámicas de inclusión social a través de programas culturales.

Si pensamos en un contexto de ponderación e impulso de la economía del conocimiento como el que se generó en nuestro país a partir de la sanción de la Ley 27506 en el año 2020, la investigación y el desarrollo de soluciones innovadoras a partir de nuevas tecnologías es fundamental. Es en este sentido que el trabajo de investigadoras e investigadores del CIT Villa María cobra relevancia, ya que busca y aporta conocimiento a la comunidad desde una perspectiva ampliada, no endogámica, interdisciplinaria y vinculante con el medio y con la comunidad en que se desarrolla. En muchos casos, estas soluciones no serían abordadas ni desarrolladas por el sector privado, porque no hay proyección de rentabilidad, porque no es parte de su desarrollo económico o simplemente porque esa fracción del sector privado no se desarrolla en el territorio ni se vincula al sistema productivo local. Sin embargo, las problemáticas existen y persisten, y la mayoría de las veces son detectadas, analizadas y solucionadas a partir de la educación y la ciencia públicas.

Por todo esto, es fundamental que exista CONICET y se sostenga desde el sector público estatal, con los elevados estándares de calidad que tiene en la actualidad y que son producto de un desarrollo de años en nuestro país. Lejos de eliminarlo, privatizarlo o recortarlo, el Estado debe apostar a mantener y mejorar el desarrollo de la ciencia en todas sus áreas disciplinares, con vinculación con el sector privado también, como ya lo viene haciendo, pero siempre con perspectiva territorial y comunitaria, y desde el trabajo interinstitucional a nivel nacional e internacional.

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