República librera

Una nueva co-edición reúne a Eduvim junto a Ediciones Unianes y Ediciones UC. Esta fraternidad editorial lanza Conexiones libreras. Una historia trasnacional del libro en América Latina 1870-1920, de Juan David Murillo Sandoval.

¿Cuántas veces nos preguntamos por qué nuestra formación educativa está mayormente proporcionada de la historia europea y no de la historia de nuestra región? Incluso radicados en Latinoamérica, hemos absorbido contenidos del Viejo Continente como si fueran parte del contexto cotidiano. Este problema de largo aliento responde a la incomunicación de nuestra historia intelectual.

Un flagelo que recorre varios siglos y que ha convocado la atención de grandes pensadores de América Latina como los chilenos Benjamín Vicuña Mackenna y Ramón Briseño, el colombiano Nepomuceno J. Navarro, el brasileño Ernesto Quesada y el mexicano Francisco Sosa, quienes buscaron luchar contra la ignorancia para fomentar prácticas de intercambio cultural a niveles supranacionales.

¿Cómo fue que estas personalidades lograron establecer puentes entre los países de la región? Esa es una de las preguntas que trata de responder Conexiones libreras. Una historia trasnacional del libro en América Latina 1870-1920, una investigación de Juan David Murillo Sandoval que forma parte de la colección Entreculturas, dirigida por Gustavo Sorá y Diego García, perteneciente al catálogo de la Editorial Universitaria Villa María (Eduvim) en compañía de la Editorial de la Universidad de Los Andes (Ediciones Uniandes) de Colombia y de la Editorial de la Universidad Católica de Chile (Ediciones UC).

Entre los argumentos centrales de esta producción, se encuentra el valor del libro como propulsor de ideas y promotor de la cultura, en una apuesta por reivindicar lo que fue endilgado a los elencos de la intelectualidad. Si bien su rol fue, es y seguirá siguiendo indiscutido, poco se ha profundizado sobre la inconmensurable labor de los agentes del libro, distínganse a ellos como un gran ecosistema donde siempre convergieron libreros, tipógrafos, editores, bibliotecarios, entre tantos otros.

Remontándonos a tiempos de antaño, los agentes del libro comenzaron canjeando obras entre bibliotecas, una práctica que escaló fronteras y que posibilitó enriquecer colecciones, alimentar el reconocimiento de otros países, fortalecer relaciones literarias y científicas, a la vez que propalar a autores locales. Justamente, Murillo Sandoval recala en las condiciones estratégicas y objetivas de este periplo dedicado a contrarrestar el problema de la incomunicación intelectual, a partir de generar intercambios culturales, favorecer al diálogo y la transferencia de conocimiento e hilvanar vínculos entre el continente americano. 

Al introducirnos en Conexiones libreras, encontraremos capítulos destinado a la comparación entre las geografías del libro en Argentina, Chile y Colombia, especialmente, el oficio libresco en dichas naciones y el desempeño de sus agentes, diestros en la palabra escrita e impresa para erigir un trazado cultural que fue fundamental para la maceración de la “República latinoamericana de las letras”, que pudo desempeñarse en libros, revistas, folletos, catálogos y materiales que circularon y fueron receptados gracias a la tracción superlativa de esa incipiente industria del libro.

Podés obtener Conexiones libreras en su formato físico o en su versión digital.

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