Los profesores

Una nueva pieza se ensambla sobre la Serie Zona de Crítica, la inclaudicable colección de la Editorial Universitaria Villa María (Eduvim). En esta ocasión, albergará en su catálogo a Latinoamericanismos situados. Guerra, mercado, literatura, de Fernando Degiovanni.

“Entiendo por latinoamericanismo el conjunto de saberes articulados en torno a la idea de América Latina como espacio unitario, y cuyo objetivo último es la integración regional”. Más que una carta de presentación, es la declaración de principios teóricos que Fernando Degiovanni rubrica en su trabajo. En estas páginas, se entrecruzan las apuestas intelectuales de profesores, militantes y organizadores culturales que desarrollaron el saber disciplinario latinoamericanista entre 1900 y 1960 con el aditamento del persistente paisaje bélico de principios del siglo XX. 

Como área de conocimiento, tuvo que asentarse a partir de la diferencia que lo distinguía del latinoamericanismo idealista, centrado en el ensayo sobre la unidad continental. Conceptualizar el término “latinoamericanismo” exige transitar los entramados de continuidad y ruptura que privilegian inflexión y crítica desde una perspectiva culturalista.

Jeremiah Ford, Alfred Coester, Federico de Onís, Américo Castro, Luis Alberto Sánchez, Pedro Henríquez Ureña y Enrique Anderson Imbert abrazaron la literatura latinoamericana y la desplegaron por manuales, textos didácticos, proyectos editoriales, libros de viajes, discursos pedagógicos, tours y ciclos de conferencias, cursos de extensión universitaria, correspondencia privada u oficial, viajes diplomáticos, declaraciones públicas, eventos y heterogéneas localizaciones institucionales, diversas articulaciones partidarias en campañas políticas o actos populares y numerosos paradigmas epistemológicos.

En este corpus se detiene el estudio de Degiovanni, que se despliega a lo largo de seis décadas en las cuales se fue instaurando el latinoamericanismo disciplinar, a partir de dos eventos militares decisivos como fueron la Guerra Hispano-Estadounidense y la Guerra Fría, dentro del gran marco de la Primera y Segunda Guerra Mundial.

Serán los conflictos bélicos la activación y mediación de los debates de los profesores detectados por Degiovanni como propulsores kantianos del “Estado soberano en paz perpetua”. América Latina, por su tradición neutral y no participacionista en los conflictos mundiales, fue erigiéndose como mercado hemisférico y le otorgó a la cultura un rol preponderante en la construcción de modelos alternativos de integración económica, ávidamente influenciados por el aparato cultural de Estados Unidos. De allí que la academia norteamericana fomentara y mantuviera la profesionalización de los estudios literarios sobre Latinoamérica.

Con rasgos del humanismo académico antimilitarista que se despertó en la región ante los primeros golpes de Estado ocurridos desde la década del 30 en adelante, los profesores, adscriptos a los caracteres nacionales y a la socioliteratura, admitieron una alianza transnacional que fue puesta en tensión con la cosgmogonía autoctonista de Nuestra América, de José Martí; el Ariel, de José Enrique Rodó; las producciones de José de Vasconcelos; A Roosevelt, de Rubén Darío, solo por mencionar los más medulares en el campo. 

El distanciamiento fue el método aplicado por estos profesores para poder cuestionar los relatos identitarios del espiritualismo autoctonista en sentido bolivariano y de los cosmopolitismos que bregaban por un programa de solidaridad obrera a nivel internacional. Con ello, además, se intentó reivindicar al exilio como posibilidad: no hay latinoamericanismo posible sin desplazamiento, lo que permite el estudio situado como práctica intelectual de traducción y mediación a partir del entendimiento transnacional y la transmisión cultural.

Como señala Roxana Patiño, directora de la Serie Zona de Crítica: “Degiovanni escribe con la precisión de un erudito pero también con la pasión del que persigue el hilo detectivesco, el placer de un cronista de viajes o el entusiasmo del inventor de una máquina que lee una tradición a través de sus palimpsestos. La respuesta es este libro lúcido que ha sido reconocido como una de las grandes contribuciones contemporáneas al pensamiento latinoamericano”.

Podés adquirir el libro Latinoamericanos situados en formato papel desde aquí o en su versión digital desde aquí.

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