Descripción
Debajo del despojo y la serenidad, la palabra es huella: la huella del murciélago rasga la porcelana de la tarde, apunta Rilke. No es el animal sino el atisbo de su paso, no es el volumen y su brutal presencia, sino la fragancia de sus hábitos. Así, la trama de poemas de Sedevich nos desplaza hacia adentro. Nos punza. Nos rehabilita. Nos acalla







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