Noé Jitrik y su visión sobre la crítica literaria contemporánea en Argentina

A continuación, se presentan las cinco respuestas desarrolladas por Noé Jitrik al cuestionario elaborado por Guadalupe Maradei y María Celia Vázquez, coordinadoras del proyecto Encuesta a la crítica literaria argentina, un anticipo de lo que será el primer volumen del próximo lanzamiento de Eduvim. Los interrogantes fueron contestados el 30 de julio del 2022, tiempo antes de su fallecimiento.
¿Se considera un/a crítico/a literario/a? ¿Por qué?
No me puedo hacer cargo de cómo me ven los demás: basta que me interese por un texto o por un problema inherente a la literatura y que, por añadidura, razone tratando de ir un poco más lejos que un simple juicio de valor, para que se me otorgue ese título y sus privilegios. Por lo tanto, si el ejercicio de la crítica comporta eso, o sea la emisión de juicios de valor u opiniones desvalorizantes o denuncias de malversación intelectual, debo declarar que no me considero un “crítico literario”. Si, por el contrario, se trata de someter un objeto, en el caso un texto considerado literario, a un propósito analítico, de carácter indagatorio, si se trata de “saber” de tal objeto, si se trata de establecer un texto nuevo a partir del que se presenta ante los ojos, entonces puede ser que lo sea.
¿Cuáles son sus principales intereses cuando produce crítica literaria? ¿Cómo caracterizaría su trabajo de lectura y escritura crítica?
No persigo, cuando un texto o un problema literario me provocan o suscitan, otra cosa que establecer una relación íntima con el texto, acercarme al secreto que encierra y experimentar el placer de haberlo logrado. En cuanto a la lectura entiendo que es el primer paso, considerando que leer no es una operación obvia sino intencional y sometida a determinados requisitos, su forma es decisiva, no se puede pensar que es inerte, es la fuente de la percepción del camino que se ha de seguir y que culminará en la escritura; ésta, a su vez, ha de ser como toda otra escritura, un riesgo asumido de identidad que, a su vez, le ayude al gesto crítico a consolidarse.
¿Espera usted que la crítica literaria cumpla alguna función? ¿Por qué? De ser así, ¿cuál/es sería/n?
Es frecuente sostener que la crítica es un coadyuvante de la comprensión de un texto, de donde el crítico, que es quien lo ejecuta, resulta ser un intermediario: ésa sería su función y ése sería el servicio que presta, lo cual hace del crítico un dependiente que tiene por esa razón un poder, genera un “creer” que antes de su operación era débil o inexistente. Yo he tratado de ir por otro lado al proponer un acercamiento a los textos a la manera del alpinista: encontrar los puntos de ingreso de lo que en principio es algo semejante a una esfera que aparece como compacta e inexpugnable, así como el alpinista escala una montaña valiéndose de ciertos aparejos que, para la literatura, serían las teorías y los saberes.
Sugiera cuáles son -a su criterio- las particularidades de la crítica literaria argentina de las últimas dos décadas. ¿En qué tradiciones y/o predecesores/as se reconoce?
Pese al fervor teórico a la francesa que dominó la crítica en las décadas del '60 y el '70, tal vez porque exigía un tipo de pensamiento alejado de la holgazana costumbre del comentario, en las últimas décadas regresa una tendencia, incluso en la universidad, a la glosa y al juicio de valor o a la excesiva historización cuando no a la profusión de la cita de autoridades que son presentadas como si respaldaran afirmaciones o respondieran a una ética general. Encuentro más bien anémica la situación de la crítica, salvo, sin duda, en algunas voces que se resisten a esta facilidad. En cuanto a en quién me reconozco leí en su momento con fervor a Auerbach y a Barthes, también a Henríquez Ureña y a Alfonso Reyes, como a Borges y a Martínez Estrada, en particular a Maurice Blanchot, que justificó mis improvisaciones y ocurrencias; son muchos y los recuerdo con afecto y admiración: me nutrieron, me abrieron puertas, me justificaron y perdonaron mis debilidades y a esa idea, poco compartida, de que la escritura es una sola, narrativa, poesía, crítica, todos esos gestos se intercomunican, se reciprocan.
Nicolás Rosa advirtió: “...la crítica profesional -aquella que puede ser considerada como relevante- sólo puede nacer y prosperar a la sombra de la institución”. ¿Corrobora usted la tensión a la que alude Rosa? ¿Cómo concibe la relación crítica/instituciones, según su experiencia?
Supongo que Rosa se refería, en la palabra “institución”, a la Universidad, no creo que a la Academia, nada que ver con él ni conmigo, ni al periodismo, o sea a los lugares donde en principio opera pero donde, si es precisamente en la Universidad, la crítica no tiene un carácter profesional ni la crítica un asiento permanente en su currículum. Yo diría que ya sea dentro de la “institución” como fuera de ella nuevos modos de la crítica pueden darse, habría que ver si se trata de individuos que la promuevan o de un clima de época. Habría ejemplos: los formalistas rusos despertaron a nuevas formas de la crítica en medio del absolutismo zarista; casi contemporáneamente, en los Estados Unidos surgen voces de gran potencia; Bakhtine piensa y escribe durante el estalinismo; en la Francia poscolonial nace el estructuralismo y sienta sus reales la semiótica, situaciones muy diversas, como se ve. En la Argentina de la dictadura de 1966 se da un fuerte cuestionamiento de los modos tradicionales de hacer crítica y, posteriormente, esas tentativas languidecen. Se trata de “condiciones” pero cuáles serían las propicias o las desfavorables, es difícil generalizar, lo único que creo que se puede hacer es reconocer, estimular, asimilar.
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Guadalupe Maradei

Guadalupe Maradei
Guadalupe Maradei es Posdoctora en Ciencias Humanas y Sociales por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde ejerce como Profesora Regular Adjunta en Teoría y Análisis Literario. Es Investigadora Adjunta del Conicet y se especializa en teoría y crítica literaria, estética y estúdios de género. Dirige el proyecto de investigación “Crítica de la literatura, crítica de la cultura” en el Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas Dr. Amado Alonso y forma parte del comité editorial de la revista Filología. Gestiona el Fondo de Archivo de la escritora Emma Barrandeguy en el Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas de la Universidad Nacional de San Martín (CeDInCI-UNSAM). Fue editora de la revista Ramona y ha publicado dos libros de ensayos y uno de poesía: Historias de la literatura: asedios desde el Sur; Contiendas en torno al canon. Las historias de la literatura argentina postdictadura; y Parra virgen.
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María Celia Vázquez

María Celia Vázquez
María Celia Vázquez estudió Letras en la Universidad Nacional del Sur, de Bahía Blanca, realizó una Maestría en Letras Hispánicas en la Universidad Nacional de Mar del Plata y se doctoró en la Universidad Nacional de Rosario. Se desempeñó como docente en el área de Teoría Literaria y Metodología de la investigación literaria. Se ha especializado en literatura argentina del siglo XX. Compiló con Alberto Giordano Las operaciones de la crítica (Beatriz Viterbo, 1999). Editó con Sergio Pastormerlo Literatura argentina. Perspectivas de fin de siglo (Eudeba, 2001), y dirigió Debates intelectuales en el contexto del peronismo clásico (EDIUNS, 2012). En 2017, obtuvo una mención honorífica, categoría ensayo, del Fondo Nacional de las Artes por Victoria Ocampo, cronista outsider (Beatriz Viterbo, Fundación Sur, 2019). En 2022, fue nombrada Profesora Extraordinaria Consulta por la Universidad Nacional del Sur.